Viaje a Islandia, Dia 2: Thinking in green

Viaje a Islandia. Y llegó el momento esperado, el momento soñado durante años, y no pude contener la emoción, Joan flipaba mientras me puse a pegar chillidos, acompañándome Ivan al poco: Siiiiiiii¡¡¡¡¡¡¡¡, y un abrazo similar al del Congreso de Fuenlabrada de Mario Rubio. A la primera noche y ahí estaba danzando frente a nosotros una hermosa aurora sobre Gulfoss, ella sin vergüenza y nosotros sin pudor en mirarla, pero eso fue al tiempo, porque al comienzo se mostró muy tímida, aunque eso es otro cantar.

Y es que no puedo mas que emocionarme al recordarlo, de nuevo las 2 y pico de la madrugada y aquí estamos escribiendo, y no porque sea un deber, simplemente es porque no podemos dormir. Todos están acostados, supongo que recordando lo que han vivido hoy, pero no tenemos sueño, es mas me niego a dormir y no quiero que acabe esta noche.

El dia comenzaba con retraso, recogida de furgos, pedazo furgos de lujo de 9 plazas para 6 o 7 personas, rumbo a Gulfoss y de camino parajes típicos de la serie Juego de tronos, donde los haces de luz del sol intentaban ganar a las nubes y encontrar pequeñas rendijas para iluminar tierras volcánicas, líquenes y crines de caballos. Agua por todos los lados, y de vez en cuando alguna casa o cabaña que le da un aire bucólico a esta tierra virgen.

Y llegamos a la catarata de Golfos como dice el Chori, la gente se pone a hacer fotos, alucinando de la inmensidad del sitio, el estruendo de la caída del agua…sin embargo, me bloqueé, no sabía que hacer ni donde ir, embrujado ante tal espectáculo, tantas fotos vistas del lugar y no sabía la magnitud que tenía, en un momento dado me emocioné como nunca me había pasado viendo un paisaje, Susana que andaba por allí, me quiso sacar una foto y lo hizo, pero espero no la publique, porque mi cara era un poema. El caso es que el trasiego de gente arriba y abajo era continúo, la mopa funcionando por el spray que nos mojaba, pero tocaba salir pitando para llegar a las cabañas, nos quedaba aun Geysir.

Vamos a Geysir, este también es un lugar especial, para mi bastante menos impresionante que Gulfoss, pero tiene su encanto, ese chorrazo como diría el de muchachada Nui, explotando a 3 metros impresiona, pero aun mas ver a un guiri meterse dentro de las vallas de protección para hacerse un selfie y acabar empapado.

Cenita de la buena, salmón ahumado, cordero con salsa de champiñones y mermelada de frambuesa, y tartas típicas de quesos islandeses. Y la sorpresa fue también el alojamiento, con esto os digo todo:

Sobran las palabras: 38ºC.

Pero aún quedaba lo mejor, nuestro sueño hecho realidad, como me imaginé cientos de veces? pues no, todo a cámara lenta, primero leves verdes en el cielo, luego menos ténues y por fin danzando frente a nosotros, ni pude ni quise apartarme del grupo, ni escuché mis añorados Sigur Ros, fue como fue, y me encanta que así haya sido. Esas sonrisas de haber visto algo especial entre la gente, vale su peso en oro, ahora queda digerirlo y guardarlo en ese pequeño rincón de la memoria a largo plazo que siempre permanecerá en nosotros.

Aqui una de las fotos que pudimos realizar el grupo de Nightcolours hace solo unas horas, apenas sin tocar, pero queríamos mostraros un sencillo ejemplo.