2:30, 11 de octubre 2024
Camino de vuelta a Skogafoss, como a 40 minutos de camino, mi amigo Pedro, ya muy cansado se echa una cabezada, y mientras voy asentando lo que estoy viviendo, recordando momentos espectaculares, y pensando lo que queda por delante. Me sorprendo porque en esta cascada, uno de los lugares icónicos de Islandia, apenas estamos los 4 comentados y un fotógrafo oriental. La actividad geomagnética ha descendido considerablemente, y viendo que las auroras se ven mejor hacia el sur, pongo la cámara de forma cenital para grabar mas timelapses (solo tengo un trípode, porque la rótula del otro se la dejado a uno de mis amigos) y disfruto del espectáculo a solas, tumbado en la hierba. Tras un rato de disfrute conmigo mismo (no penséis cochino), subo las escaleras que te llevan a la parte alta de esta cascada, y el lugar me recibe de forma furiosa, con un viento que me tira constantemente y trepida las fotografías que intento realizar. ¿Eolo o yo? Sobra decir quien venció, 10 minutos y regreso a la base, con el rabo entre las piernas.
Pedro me comenta que no aguanta mucho más y que si podemos ir al hotel, me despido de Pablo y Miguel y nos dirigimos al alojamiento, donde dejo a mi amigo y yo sigo de caza, son ya casi las 4 . Muy cansado y con sueño, pero con enormes ganas de seguir disfrutando, me dirijo a dos lugares cercanos al hotel, una cascada y un páramo con una excavadora. Mas fotos, hasta un autorretrato, y vuelve a haber una enorme explosión que pinta el cielo de colores como nunca había visto. Esta vez a solas, grito y me emociono, me subo al coche de alquiler para fotografiarme y no se cuántas cosas más, que aun hoy no recuerdo….y empieza a apreciarse la luz del amanecer, y aun así las auroras se siguen viendo…apuro los últimos momentos de noche, son ya las 5 y media, y conduzco hacia el hotel.
12 horas de fotos, 1000 kilómetros en un día, mas de 130 gigas, casi 4000 fotos, pero millones de emociones vividas y recuerdos imborrables para siempre. Un día mi admirada Marina Cano, me dijo una frase de Marta Medeiros “Muere lentamente quien evita una pasion, quien no arriesga lo cierto por lo incierto para ir detrás de un sueño, quien no se permite, al menos una vez en la vida huir de los consejos sensatos”