21:30 dia 10 de octubre

Salimos de la primera localización, hacia un avión que tenía localizado, que no es el típico del sur de Islandia. Treinta minutos de camino, en los que intentamos no mirar al cielo, no vaya a ser que explote y estemos metidos en el coche. Aparcamos, comemos algo rápidamente, nos ponemos el frontal y sin mirar al cielo, caminemos unos metros. Vemos un par de luces cerca del avión: no estaremos solos, cachis¡¡¡ Y llega uno de los momentos imborrables de la noche: al llegar al avión, situado en un gran planicie, y apagar el frontal, que no me permitía ver con claridad el cielo, boooommmmm, la mitad del cielo está rojo, en una cortina que abarca desde el norte al sur. Nunca había visto nada igual, empiezo a gritar: –  Que coño es esto?

Resulta que los dos chicos que estaban allí, eran españoles y comentamos lo mismo, que nunca habíamos visto algo así. Como estaban realizando Timelapse’s, colocamos las cámaras en un solo lado para no molestarles. De cortina roja, pasamos a multicolor, luego caen a gran velocidad desde diferentes lados. Dejo una cámara realizando Timelapse’s y la otra me voy moviendo alrededor del avión con el ojo de pez, realizando panorámicas extremas. Mientras, Pedro ha dejado de hacer fotos y disfruta del espectáculo, no se si anonadado, si paralizado, incluso le hago una foto posando con las auroras rodeándole.

Después de dos horas de espectáculo, aparece un señor de la nada, que empieza a dar vueltas alrededor del avión, sin cámara, sin frontal. He revisado las fotos y no me aparece en ninguna (raro raro raro), y d ella misma forma que vino, se fue…cosas de Islandia me digo.

23:30 Después del subidón, decidimos, cambiar de localización, e irnos lo mas lejos que teníamos pensado: Vik. Entre medias tendríamos Skogafoss, pero a esa hora es probable esté llena de fotógrafos. Casi una hora de carretera que aprovechamos para comentar lo vivido, llamar a Miguel Garaña y Pablo Ruiz, fotógrafos amigos que estaban también haciendo fotos por allí, y quedamos en verles en la playa de Reynisfjara, aunque antes iremos a Dyrholaey, con su faro y sus acantilados.

Me había quitado un peso de encima ya. Mis miedos desaparecieron al ver este espectáculo. Como os decía en la primera parte, todo fue muy rápido, acababa de regresar de Islandia, había visto muy poco a mi familia, al dia siguiente era el cumpleaños de mi hija, la cantidad de dinero que me iba a gastar en solo 4 días…muchos factores que me hacían sentir presionado y que tenía que merecer la pena…y solo acababa de empezar la noche

Continuará